El monasterio de Simonos Petra es probablemente el mas fotografiado de cuantos monasterios pueblan el Monte Athos. En lo alto de la montaña, se yergue como un águila desplegando las alas, a punto de alzar el vuelo. Situado en la costa occidental de la península es el decimotercero dentro de la jerarquía de los monasterios athonitas.
Es muy recomendable llegar al monasterio a pie, ya que el entorno es impresionante. Un buena opción es salir desde el Monasterio de Gregoriu atravesando los campos de olivos para después ascender la montaña rocosa por el sombreado camino, disfrutando de las vistas espectaculares y parando a tomar fuerzas en las fuentecillas dispersas a lo largo del camino. De esa forma, el monasterio se nos presentará en todo su esplendor tras un ascenso de aproximadamente una hora.
El monasterio está siendo rehabilitado completamente y cuenta con unas instalaciones modernas y prácticas, muy por encima de la media de los monasterios de la península. parece que es el sino del monasterio ser devorado por las llamas y reconstruido nuevamente. Desde su construcción ha sufrido tres grandes incendios, en 1581, 1626 y 1891.
El monasterio fue fundado por San Simón el Myroblitis, eremita que vivía en una cueva cercana y que alentó su construcción a mediados del siglo XIV después de tener una visión de la Virgen exhortándole la construcción de un monasterio sobre la roca. Originariamente, fue dedicado al Nacimiento de Cristo, denominándose Nuevo Belén. Tras los sucesivos fuegos, en el siglo XIX fue reconstruido con ayuda del Zar de Rusia.
Como consecuencia de los sucesivos fuegos, la extensa biblioteca desapareció, así como la mayoría de los frescos de la pequeña iglesia que alberga el recinto. Aun así, hoy dispone de una extensa y bien cuidada biblioteca de libros modernos.
Los ochenta monjes que actualmente pueblan el cenobio, provenientes principalmente de Asia Menor, custodian entre las paredes del monasterio gran cantidad de reliquias, entre las que destacan una astilla de la Cruz de Cristo y el brazo incorrupto de Santa María Magdalena.
Es muy recomendable la visita a este monasterio, sobre todo para los no ortodoxos, ya que es el único en Agion Oros que permite la asistencia a la liturgia de los católicos en cualquier parte de la iglesia, facilitando el conocimiento y el disfrute de la misma (tened en cuenta que usualmente a los no ortodoxos no se les permite pasar del nartex o zona de los catecúmenos, no pudiendo en ningún caso acercarse al Iconostasio). Además de lo dicho anteriormente, hay que confesar que son de los monjes mas afables y cordiales con quien nos hemos cruzado en el Monte Athos. En fin, una gran experiencia se mire por donde se mire.