Mi primer contacto con el Monte Athos fue precisamente en el monasterio de Philoteou. Y he de decir que hubiese sido mi ultimo contacto con la montaña sagrada de no coincidir con un fantástico compañero de andanzas, un Polaco estupendo que viajaba con su hijo. El trato de los mojes fue seco y bastante descortés, teniendo en cuenta los kilómetros que habíamos hecho para alojarnos en su monasterio. Mi querido acompañante, que visitaba por cuarta vez la península me explicó que los monjes que habitan Philoteou son de una ortodoxia rayana con el fanatismo y, que si bien tienen la obligación de acoger entre sus muros a todos los visitantes, consideran del todo impropio mezclar ortodoxos con el resto de confesiones cristianas. Esto tiene como consecuencia práctica la prohibición de cualquier clase de convivencia con ellos, obligando a los no ortodoxos a comer y cenar después de los monjes y del resto de peregrinos. Asimismo, impiden la entrada al katholikon, incluso en la zona de catecúmenos. Por lo tanto, os recomiendo que visitéis el monasterio de paso a otro en el que os alojéis.
Dicho esto, es conveniente saber que el monasterio de Philoteou es el decimosegundo en la jerarquía de los monasterios athonitas. Fue fundado en el siglo X por Philoteos el Benerable, santo de la Iglesia Ortodoxa, cuya festividad es el 24 de enero. El monasterio fue albanés hasta el siglo XV, fecha en la que paso a las manos de monjes georgianos. El refectorio conserva frescos con imágenes de los reyes georgianos Levan y su hijo Alexander. En el siglo XVIII, la princesa griega de Moldavia reforma el monasterio, quedando como lo podemos ver en la actualidad.
El Katholicon es del siglo XVIII, construido sobre las ruinas del anterior, y alberga en su interior el icono de Theotokos Glykophiloussa, una fantástica representación de la Virgen con niño besando el rostro de su Madre que inclina la cabeza.
El refectorio, situado enfrente del Katholicon, es del siglo XVI, de la época georgiana.
Entre los tesoros del monasterio cabe destacar sus mas de 250 codices manuscritos, dos pergaminos de la Divina Liturgia, una reliquia de la Cruz de Cristo y la mano derecha de San Juan Crisóstomo, uno de los cuatro padres de la Iglesia de Oriente.